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martes, 25 de enero de 2011

Eterno debate el que voy a abrir con esta historia, pero, pretendo escribir sobre cosas que me suceden, y esta es una de ellas.
Como algunos sabéis, en todo hospital existe la típica cafetería donde ponen de todo lo que te puedas imaginar, y tienes que ir pasando con tu bandejita y decirle al camarero/a de turno lo que quieres que te ponga de comer. El año pasado en las prácticas, todas las mañanas íbamos a la cafetería de nuestro hospital, nos hacían descuento y salía barato desayunar. En tal establecimiento, podían asistir tanto los médicos (que van con sus batas, igual que muchas veces nosotros) y las visitas de los pacientes, es decir, no era sólo para el personal sanitario. Así que, en las filas que se formaban delante del mostrador, podías tener al lado tanto a un doctor como a la madre de la paciente a la que estás tratando. Un día de estos de los que te apetece observar y “estudiar” a todos los que te rodean, te das cuenta, que no todos medimos de la misma forma. Me explico.

Una de esas mañanas (muy observador yo) me llamó la atención cómo una de las camareras de la cafetería tenía formas diferentes de “tratar” o “atender” a la clientela. Por una parte, sus formas ante los médicos eran exquisitas, mas o menos así:

  • Buenos días!
  • ¿Qué le apetece tomar hoy?
  • Muy bien, ahora mismo se lo pongo, no se preocupe.
  • Aquí tiene, que tenga usted un buen provecho!

La verdad es que me encanta llegar a un sitio público y que el personal en cuestión hable con educación, amabilidad y mucha atención (¿A quién no le agrada eso?), así que, mentalmente, me agradó tal ambiente de simpatía. Pero, cuando a aquella camarera le tocó tratar al siguiente cliente (no era médico ni pertenecía al personal sanitario) su carácter cambió radicalmente, tal que así:

  • ¿Qué quieres?

Sí, ya está, después le contestaba el cliente con lo que quería tomar y ella se daba la vuelta, lo cogía, se lo ofrecía y adiós muy buenas (es una forma de hablar, tampoco el “buenos días” ni el “adiós” lo escuché). Pensé que quizás conocía al médico que había atendido anteriormente, pero pude comprobar, que cuando llegó mi turno sus formas de nuevo cambiaron y me trató con una amabilidad que ciertamente eché en falta con el cliente que estaba delante mía. Os puedo asegurar que yo no la conocía de nada y aquel día, yo también iba con la bata..
Aquello simplemente me llamó la atención, pensé que era cuestión de la personalidad de esa camarera, pero, como he mencionado antes, casi todas las mañanas iba por allí y pude comprobar que a todo el personal de la cafetería le sucede lo mismo. Incluso, en una ocasión mis compañeros y yo íbamos sin bata, vestidos de calle, y las formas de tratarnos cambiaron con respecto al día anterior, que casualmente adivinad, sí llevábamos la mágica prenda blanca.

Todo aquello no pasó de una mera anécdota, eso sí, que no te deja de sorprender y a la vez te crea sentimiento de antipatía por aquel personal, ya que creo que todo el mundo se merece el mismo trato de cordialidad, independientemente del trabajo que tengas o de las prendas de vestir que lleves. En la carrera, siempre nos han dicho que la bata la tenemos que llevar, para diferenciarnos de los pacientes, por higiene, en resumen, para que la gente sepa que somos médicos, pero no creía que podía dar tanto “respeto” (no sé si esa es la palabra) el llevar este atuendo.

Pero, esa anécdota, ayer la volví a revivir (por ello hoy lo escribo) más directamente y con otro camarero diferente al de mi historia. Veréis, delante mía, un médico del hospital (con su bata) y justo detrás yo, vestido de calle. ¿Cómo creéis que trató a ambos?

Continuará 

13 comentarios:

carlos dijo...

Si dices que lo has observado varias veces pues puede ser, pero depende de la encargada que te toque, yo no me he fijado cuando estaba de prácticas la verdad, puede ser que una bata influya, puede ser.

Yo para debates , abro otro, soy tecnico de laboratorio, y nos enseñan a pinchar perooooo en el banco de sangre nuestro puesto lo ocupan enfermero/a s es un debate que me gustaria que se hablara alguna vez, por eso también estoy estudiando enfermeria ahora, si los enfermeros no pincharan quiza yo tendria trabajo, por eso me he unido al enemigo.

@borras

Dr. Desastre dijo...

Hola Carlos!

Sí lo observé varias veces y una de ellas fue ayer mismo...pero bueno...una de las causas puede ser la política que tenga esa cafetería en cuestión.

El debate que propones lo he escuchado alguna que otra vez, cuando estuve en prácticas de microbiología en el laboratorio oí algo. Se "supone" que el personal de enfermería tiene más experiencia que los técnicos en extracciones de sangre, esa era una de las razones en las que podrían excusarse. De todas maneras, en mi hospital, he escuchado infinidad de veces a médicos demandando técnicos de laboratorio, pues no hay. Pero ahí también entran las causas económicas creo yo...

Mike MC dijo...

Sí, la bata sí influye. Prueba es que si te pones la bata automáticamente tienes un pase VIP para acceder a cualquier área del hospital. Nótese que la bata no caracteriza al médico en especial, sino a todo el personal sanitario.

Sobre el tema de la "higiene de la bata" te diré que existen estudios (creo que el último publicado en el BMJ) que afirman que la bata (y la corbata) son interesantes ecosistemas para muchos microorganismos, tanto que en en ciertos países se han planteado un serio debate en contra de las batas y a favor de los pijamas (los cuales se lavan diariamente, cosa que no ocurre con las batas).

Sobre el debate de quién pincha al paciente en el fondo es una tontería, cualquiera puede hacer una extracción si le enseñan, supongo que es una cosa de costumbres. En Francia, Alemania y EEUU (por ejemplo) las extracciones suelen hacerlas los médicos más jóvenes, incluso los estudiantes de medicina. Eso sale desde luego mucho más rentable que tener contratado otro tipo de personal para el menester. En esos países la pela es la pela y se aplican el cuento en conceptos como el de eficiencia.

Un saludo.

Dr. Desastre dijo...

Hola Mike!

Muchas veces hemos comentado mis compañeros y yo cuando vamos a las prácticas, que, como tu dices, si llevamos la bata podemos acceder a todos los sitios, incluso, coger las historias y reflexionamos...si no fuéramos quieres somos y fuéramos alguien con otro tipo de interés que pasaría?? Diríamos que haría falta más seguridad en los hospitales?

Por otra parte, se supone que la bata tiene que estar limpia siempre, o al menos eso me han enseñado, pero, también hay personal que la bata se la deja en el hospital, se la pone a diario y no la lava. Había escuchado esos estudios, en alguno que otro se ha demostrado que la corbata de los médicos de la vieja usanza eran vehículos de transmisión de los microorganismos.

Por cierto, interesante eso que dices de que las extracciones las hagan sus alumnos! Yo he sacado sangre tres veces, y en todas ellas a sido por propio interés, porque quería aprender!

Saludos!

Luchida dijo...

Qué mala hostia... Pero bueno, supongo que son "cosas que pasan" aunque nos disgusten... A mí en el colegio los maestros (algunos) me tratan como si fuese el último mono. Y es que claro, nos regimos por el mismo grupo que las limpiadoras y claro, ya podemos tener 5 carreras y 10 másters que seremos los "monitores" esos que ni educan ni "ná de ná".

Dr. Desastre dijo...

Hola Luchida!

Eso a lo que te refieres se llama jerarquización!! Que aunque no guste y "joda" (perdón) siempre estará y existirá...

Qué tal la respuesta de Aragón? se produjo ya?
Saludos!

Luchida dijo...

Hola!!
Pues puse una alegación porque no me computaron el máster (que valía 3.75) y de momento el baremo sigue siendo provisional. Confío en que para la semana que viene esté el definitivo y empiecen a llamar para la siguiente. Pero vamos, mi puesto parece ser el treinta y algo por lo que tampoco me llamarían de inmediato. Ya te contaré :D

Unknown dijo...

Buen tema, éste de la bata. Yo soy de la opinión de que todos deberíamos ser tratados con la misma deferencia. Independientemente del trabajo (o la carrera) que tengamos. Mira, os contaré una anécdota. Yo tenía un profesor en el Instituto que nos contó un suceso que a él mismo le había pasado en una cafetería. Estaban varios amigos tomándose un aperitivo y entre ellos mi profesor, y entonces entró un señor (que todos conocían, porque era vecino del pueblo) y lo saludaron. Y el camarero le dijo: Buenos días Don José, lo de siempre?. A mi profesor le hizo gracia lo de Don, siendo como era conocido de todos desde siempre, y el camarero le respondió que era porque tenía carrera. Entonces mi profesor se echó a reir y dijo con sorna: Bueno, pues a mí me tendrás que tratar de "Don Don", porque tengo dos. Cómo lo veis?

Luchida dijo...

Qué buena la anécdota!! "Don Don", qué gran respuesta :D

Dr. Desastre dijo...

Hola Mode!

Como dice Luchida, es muy buena la anécdota! jeje...No sabía yo que en las cafeterías se midiese de tal manera:

1 carrera = un Don
2 carreras = dos Don
>2 carreras = Le invitamos a lo que quiera tomar!!

Bromas a parte...esperemos que el día de mañana, que seremos nosotros los que trabajemos y demás, cambiemos este tipo de cosas y tratemos a todos con la misma amabilidad sin mirar los galones que tenga en la solapa.

Por cierto Luchida, tú qué le hiciste en otra vida a la burocracia? O, le debes dinero a alguien del proceso? Siempre te pasa algo con ello! :P
Espero que tengas mucha suerte y te llamen pronto! Ánimo!

Saludos a las dos!

Luchida dijo...

No sé, lo de la burocracia es algo que me ha perseguido toda mi vida. Ya en Selectividad empezaron los primeros problemas: me examiné por la UNED, saqué un 7 y pico pero por no haber escogido latín sólo me dejaban entrar en las carreras donde no hubiera límite de plazas. Sí, suena absurdo, muy absurdo pero... ¿Hay algo más absurdo que los papeleos de la brocracia? xD

drapcs dijo...

Me ha gustado este tema, me ha recordado a como el año pasado estábamos deseando estrenar nuestras batas de medicuchos y lo importante que te sentías cuando te la ponías por primera vez para entrar a la sala de disección o incluso antes, cuando entrabas a la tienda y con tu cara de niño recién salido del instituto pedías una bata. Y es que el "respeto" por la bata y lo que significa creo que lo llevamos todo el mundo desde mucho antes, luego tras prácticas y más prácticas, ya es como una prenda más, pero aún así a veces nos da esa sensación de "distinción" cuando caminamos por los pasillos y es que "una bata vale más que mil palabras" :-)

Dr. Desastre dijo...

Gracias por comentar Paloma!

jajaja, qué bueno eso de que entras a la tienda con cara de niño y...yo también lo recuerdo, y también recuerdo la cara del tio de la tienda diciendo: ah! es que ya empezáis con prácticas? poniendo ojos tal que así O_O y frotándose las manos por el dinerillo que iba a ganar.

Luego, como dices, vas cambiando los gustos y te imaginas ya con un pijamita azul o verde...habría que hacer otro post "un pijama también lo vale.." XD

saludos compañera!

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