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domingo, 31 de julio de 2011

Desgraciadamente, a muchos nos ha rozado de cerca esta temible enfermedad.  Algún familiar, amigo o conocido la está padeciendo y claramente vislumbramos cómo se comporta esta demencia y se nos encoge el corazón cuando esa persona te mira, y tras años y años viéndote, no te llega a reconocer.  Sin ir más lejos, una de las personas que más quería murió de Alzhéimer (quizás por ello hablo tanto sobre esta enfermedad en el blog) y sólo puedo recordad un sentimiento la primera vez que me preguntó quién era yo, quedarme totalmente paralizado.

En este post me gustaría hablar sobre los signos que empieza a dar esta enfermedad antes de que se exprese en toda su plenitud.  Signos que nos pueden ayudar a un diagnóstico más precoz y un tratamiento quizás más eficaz para paliar los futuros síntomas.  Espero que os sean de utilidad:

- ¿Sólo pequeños olvidos?
Todos los tenemos, pero, ¿Cuando debemos de preocuparnos? Tenemos que saber si esos olvidos interfieren con el normal desarrollo de las actividades de la vida diaria y con el desempeño del trabajo, sea dentro o fuera del hogar.  En este caso, debemos consultar con un especialista, pues la falta de memoria suele estar presente desde el principio.

- Todo lo pierde...
Una persona que lo pierde todo puede que tema estar entrando en una demencia.  Una forma de valorar la importancia de estas pérdidas es intentar pensar "hacia atrás" en el itinerario seguido por el objeto extraviado.  Si la persona no es capaz de deducir en qué lugares ha podido dejarlo, habrá que preocuparse.

- Nuevos comportamientos
No siempre lo más llamativo al comienzo es la falta de memoria, a veces la irritabilidad, las sospechas de robo y los cambios de carácter es lo primero que aparece, dando lugar al rechazo de quienes comparten el hogar con el enfermo.  Tenlo en cuenta y procura que esa persona vaya a la consulta del médico.

- Falta de expresión
Una persona con alzhéimer muy leve presentará ya carencias en la forma de expresarse; le resultará muy difícil recordar los nombres de las personas a las que acaba de conocer y habrá reducido de forma perceptible su vocabulario.

- ¿Cómo es su escritura?
Cuando llega la demencia, la escritura se transforma también.  Tendrá dificultad en recordar si la "panza" de la letra b, o de la g, va a la derecha o a la izquierda, por ejemplo.  La grafía se vuelve temblona, pierde la curvatura de los rasgos y, ante un papel sin pauta, no puede mantener bien la horizontal.

- Desorden temporal
La persona afectada ya no percibe correctamente el tiempo.  No puede gestionar bien su agenda; fallará en sus citas, preguntará reiterativamente en qué día u hora estamos y repetirá varias veces lo que acaba de decir.

- Desorden espacial
La persona con demencia, aunque ésta sea muy leve, sufre episodios de desorientación en el espacio; eso hace que esté con riesgo de perderse por la calle, incluso en su propio barrio.

- Nada de complejidad
Las tareas complejas (utilizar el transporte público para un determinado itinerario, planificar un viaje por varias localidades o el manejo de las cuentas bancarias) es algo que falla muy pronto en una persona con demencia.

- Más signos
La demencia conlleva dificultad para comprender imágenes visuales.  Puede también tener problemas para juzgar distancias y comprender significados simbólicos, como el de los colores de los semáforos.  Una persona con demencia incipiente ya muestra algunos problemas a la hora de conducir.

- Abstracción social
El afectado percibe sus fallos y se angustia ante la imposibilidad de controlar su vida como antes, así que, para encubrirlos, se va aislando en sí mismo, disminuye su iniciativa y tiende a evitar la actividad social.

Esperamos que nunca los tengáis que utilizar para analizar en cierto modo a alguien.  En breve, seguiremos publicando sobre esta enfermedad, tenemos mucho que contar y nos gustaría compartirlo con vosotros.

sábado, 30 de julio de 2011

En primer lugar pedir perdón porque no estoy actualizando con la asiduidad que me gustaría, pero todo tiene un por qué.  Como muchos sabéis, hace unos dos meses, una noche de estas movidas conocí a nueva amiga, la cual hasta hace unos días no me ha dejado ni a sol ni a sombra, pese a ser verano.  Me acompañó en cada minuto de estudio (o la mayoría), en cada sueño reparativo que intentaba tener y lo que es más importante, estaba afectando a mi forma de ser.

Algunos/as supongo que ya sabréis de quién hablo, sí, mi querida Ansiedad.  Si os soy sincero y pese a estar estudiando medicina, cuando oía hablar a la gente de este padecimiento, no los entendía muy bien.  Para mí, estas personas eran, cómo decirlo sutilmente, gente que se preocupaba demasiado por sus problemas o hacía de estos una montaña demasiado grande como para llegar a la cima.  Por supuesto, pido mil disculpas por mis equívocados y díscolos pensamientos del momento, quizá por ello me ha tocado padecerla, para comprender a muchas personas que me rodeaban, lo acepto.

Para los que nunca la habéis padecido o sentido, primero, felicitaros; segundo, no creáis que esta pequeña gran "enfermedad" sólo la provoca el cerebro o cómo muchos dicen, "todo está en la cabeza".  Tengo mis motivos para apostar por esta afirmación y es que, por ejemplo, es muy duro estar estudiando y pasados unos  minutos darte cuenta de que estás más pendiente de intentar tomar aire que de lo que estás leyendo.  Así es.  O por otra parte, acostarte por la noche y empezar a aumentar la frecuencia respiratoria, cardíaca, notar tus extremidades cómo se van sin ti y tener que levantarte porque no lo soportas.  Añado por supuesto, el insomnio de dichas excursiones.  Ni que decir tiene que aquel luchador de sumo (recordad "Tú y el gelocatil de madrugada") se siguió sentando encima de mi humilde pecho, acarreando con ello mil y una limitación.  Sí, como por ejemplo, tener que dejar de hacer ejercicio, lástima.

También, la amistad con la susodicha te hace cambiar de personalidad, te vuelves más serio, más irascible, más impredecible y aún más importante, a la más mínima ya estás un pelín cabreado.  Pido disculpas por supuesto.

Así podría seguir y seguir hasta que blogger me dijera SMS 2, perdón, POST 2, pero tampoco quiero recordar cada cosa, ya que, llevo unos días que mi salud vuelve a ser la que era.  Mi querida última amiga creo que por fin se ha ido de vacaciones y me ha dejado a mí solito.  Me levanto por las mañanas con una sonrisa y mi humor creo que se está recuperando de tan profunda fraternidad.  Mirad hasta qué punto vuelvo a estar totalmente feliz que hasta me permito irrumpir en el blog y publicar una entrada sólo hablando de ello.

¿Consejos para sobrellevarla?  Indispensable, rodearos de gente que os comprenda, que os mime, apoye y os quiera de verdad.  Nada de medicinas, estas últimas sólo ayudan un poquito, pero creédme, esa persona que está ahí, con su simple presencia, sonrisa o "¿Estás bien?", te hará casi olvidarte de la ansiedad.  Por suerte, yo la tengo y, sinceramente creo que ella ha sido la partícipe de que hoy os diga esto en este post.  Gracias Jixa! :-)


Siento si os he aburrido, pero tenía muchas ganas de escribir sobre ello! :-)

jueves, 21 de julio de 2011


Qué ganas tenía de volver a publicar alguna anécdota de mi humilde y corta experiencia con la medicina. En este caso eran las prácticas de medicina preventiva y comunitaria, esa asignatura donde te enseñan miles y miles de datos estadísticos que sinceramente os digo, y pese a quien le pese, el 99% no valen para nada. A mi parecer podría ser una de las asignaturas más bonitas de la carrera, puesto que la atención primaria es amplia e interesante pero, así lo quieren los hombrecillos cultivados de bata blanca y así lo debemos de acatar, amén.

En las prácticas, salvo unos pocos días la cosa no cambia, a menos en mi universidad. Te hacen realizar trabajos innecesarios e inútiles (se me perdone) e incluso algunos profesores te “invitan” a trabajar por ellos en algún que otro proyecto de investigación, por así llamarlo. Pero, siguiendo la tónica de todas mis prácticas, sabéis que siempre intento buscar lo positivo, y aquel día lo busqué y lo encontré de bruces.

Consistía en ir una semana a un centro de salud y aprender un poquito sobre su funcionamiento, pasar por sus distintas áreas y sobre todo, interaccionar con el paciente y preguntarle cositas (esto me encanta). Me vestí para la ocasión, con sonrisa de oreja a oreja, saliendo una hora antes para encontrar aparcamiento y que no me pillase el toro (mi gran enemiga, la impuntualidad) y ataviado con mi impoluto disfraz de médico y sus complementos (fonendo para que parezca más importante, boli y libretita por si acaso y alguna que otra tabla SOS).
La mañana fue genial, después de estar un rato en la consulta me fui con uno de los enfermeros del centro (que era muy agradable) y me explicó muchísimas cosas que aunque suene triste, en la carrera no se nos explica. Tan agusto me sentía que interaccionaba más con los pacientes y hasta una viejecita encantadora me dijo que iba a ser un gran médico (¡Dios te oiga reina!). Tan buenas migas hice con aquel enfermero que le propuse venir un poquito antes a la mañana siguiente para que me dejara sacar sangre, a lo que él, accedió.

Envalentonado hasta la médula, me levanté al amanecer siguiente dispuesto a la aventura (la primera vez que saqué fue todo rodado, enserio eh!), esta vez, desayuné bien para evitar malos contratiempos y adelante. Llegué un poco nervioso, para qué os voy a engañar, la primera vez que extraje sangre fue en la universidad, a un compañero, sin presiones, pero esta vez ya era de verdad, a un paciente, con una cola que salía del centro y todo el personal mirándome (sí, todo esto pensé, lo que hizo que en mi estómago empezase una fiesta fin de año). Dejé pasar dos extracciones a modo de tutorial, y al tercero, un chico joven y fuerte, allá que me enfundé los instrumentos y me presté.

Palpé, palpé más, toqué aún más, mierda, no la encuentro. Palpé de nuevo... ¡yuju! ¡Aquí estás!. Puse el lazito tranquilizador de brazos, empuñé la jeringa y adelante. Pasan esos segundos de, “¡por favor que salga sangre!”, esos segundos siguientes de “¡Mierda, no sale!” y ya el último tercio de segundos que es “¡Vamos a moverla!”. Aquí es cuando queridos lectores, la enfermera/o o cualquier otro profesional sanitario (o estudiante con la L), empieza a mover la agujita, cosa que nos produce apretar los dientes y cerrar los ojos con fuerza, ¿verdad?. Pues bien, yo en ese momento, en vez de pensar en encontrarla, miré al paciente, vi su cara de sufrimiento y en mi vista empezaron a dibujarse unos puntitos blancos (craso error!). Se movían, se iban haciendo más blancos y detrás de ellos vi la sangre ya por fin salir; más puntitos y aún más grandes y más blancos pero terminé. Después miré al enfermero, le dije que iba a avisar a mi compañera y tambaleándome salí de aquel dormitorio de Drácula. Habéis acertado, otra vez me cogió el mareo, ¡ouch!

Cuando llegué hasta mi compañera, después de hacer un circuito en zig-zag por todo el centro, me miró, me dijo que estaba blanco como el papel y yo muy disimuladamente, pues había que guardar las apariencias (llevaba bata jeje...), me dejé caer en una silla que había allí.
Es curioso, pero siempre que me mareo en acto de servicio, hay una silla cerca justo en el momento oportuno, casualidad.

¡Espero que os haya gustado mi gesta! Jeje...

lunes, 18 de julio de 2011

Navegando con mi pequeña barca por los lares de internet, me he topado con una de las cosas más curiosas que he encontrado hasta ahora en un blog: un buen eslogan que llama la atención y sobre todo, una maravillosa idea.  Hoy hemos descubierto el blog de @kurioso (el cual recomendamos) y en él este post que nosotros queremos rescatar para que vosotros que nos leéis opinéis sobre el tema.

De todos es sabido las altas tasas de prevalencia del SIDA en países tercermundistas, concentrados sobre todo en África.  Faltan especialistas sanitarios, medicamentos, infraestructuras y un millón de cosas más para tratar dicha enfermedad pues es altísimo el número de afectados.  Pero, ¿Nos preocupamos lo bastante por la prevención? Por supuesto, prevenir es siempre mejor que tratar, pero en el mundo actual, cosa que hacemos mal, se mira más por el tratamiento curativo/paliativo que por el tratamiento preventivo.

Un eficaz método preventivo es el preservativo, tanto para el SIDA como para también el elevado número de enfermedades de transmisión sexual (ETS).  Sería genial que este tipo de población tuviera un fácil acceso a este método anticonceptivo, tan "barato" y accesible en nuestra sociedad y tan "encarcelado" en la de allá.  ¿Qué falta? Una idea, y es precisamente la que hemos encontrado en el blog que os mencionamos:

Una lata de Coca-Cola + Un condón
Extraído del blog: http://kurioso.es

Es muy triste que en África se pueda conseguir antes una simple lata de la reconocida marca de bebida que un condón.  Kurioso ofrece la idea de que en cada lata vaya incluido un preservativo, y la verdad, es que pensamos que sería una medida que mejoraría bastante la calidad de vida de muchos.

Pero el artículo no es sólo interesante por la idea sino por la reflexión del final.  Y qué decir, que tienes razón en todo compañero (muy buena esa conversación via Twitter con el máximo responsable de Coca-Cola en España).  La insoportable moralidad (en algunos temas, no generalicemos) de la iglesia en el ámbito de la prevención, para mí es una lacra social, un lastre, por no hablar de la política intransigente que siguen los mandamás de algunos países africanos que verían en esta idea una especie de cuchillo que partiría en mil pedazos sus espectaculares ideas conservadoras.  Sería un sacrilegio que Coca-Cola promoviese una campaña de este tipo en tales países, pues, no olvidemos que quizás para ellos se acabaría parte de su negocio y ya el pez tiburón perdiese peso y fuera uno más del mundo marino.

Está bien, el proyecto tan a gran escala por ahora no, pero, ¿Y si lo hacemos en los países desarrollados? ¿Acaso no hay adolescentes que por desconocimiento, vergüenza o represión no compran condones y tienen sexo sin protección?  Esta idea también vale para nuestra juventud, la famosa bebida nunca falta en los botellones, en las fiestas, pubs o discotecas y por tanto, siempre estaría presente el condón y por tanto, los jóvenes tendrían aún más fácil el acceso a este método profiláctico y su uso aumentaría, a la inversa que las ETS.

Gobiernos que buscan personas con ideas, con buenas y excelentes propuestas como la que desde nuestro punto de vista, presento humildemente con este post siempre las ha habido, las hay y las habrá, pero, ¿Quién las escuchará?

¡Nos encantaría leer vuestros comentarios respecto al tema!

sábado, 16 de julio de 2011


Muy pocas veces me veréis publicar un post a estas horas, las 7 de la mañana.  Sí, está amaneciendo y yo sentado en la incómoda silla de la terraza, mirando al horizonte viendo amanecer.  Hacía ya tiempo que no disfrutaba el despertar del sol, pero sin olvidar nunca su hermosura.

¿El por qué de todo esto? Efectivamente, lo podéis intuir por mi título, esta noche me ha vuelto a visitar una bonita crisis de ansiedad hasta el punto de llegar a despertarme mareado, sentir hormiguitas obreras por mis cuatro extremidades y perder el control de la inhalación/exhalación.  En esta ocasión no estaba sólo, bueno, literalmente sí, sólo en casa, pero no sólo farmacéuticamente hablando, me acompaña una monada de pastilla para que me la tomara cuando ocurriesen este tipo de asuntos.

Lorazepam 1 mg y la función promete terminar.  No os imagináis lo frustrante que es el hecho de estar tan plácidamente durmiendo y de repente despertarte sin ton ni son y encontrarte luchando sin querer contra un importante mareo.  Cuando ya consigues aplacar a tan gentil caballero don mareo, te empiezan a visitar tus queridas hormiguitas (no creo que sea por venganza, pues en mis tiempos mozos las cazaba) que recorren tus extremidades y ya el pulso se pone como una moto.

Confiemos en el Lorazepam 1mg, que la caja es muy bonita.  Esto va a más, te empiezas casi a hiperventilar, intentas respirar profundo y que sean respiraciones pausadas, tranquilas y con gran toma de aire pero al final claudicas y respiras como un poseso.  En este momento es cuando te desesperas y utilizas el comodín de la llamada, y llamas a @Mar_thesea, descubriendo que la pobre también está pasando una noche de aupa con dolor agudo de oídos.  Resultado, mala noche la de hoy.

Amanecer en una playa de Almería
Y por fin queridos lectores que nos leéis y seguís, la maravillosa pastillita que dice ser llamada Lorazepam hizo su efecto y aquí un servidor está tan tranquilamente escribiendo estas maltrechas líneas a la par que termina de ver amanecer.  Qué sensación...la echaba de menos, en mi etapa por Lleida, cuando sólo estudiaba por las noches, veía amanecer todos los días y me embargaba una sensación difícil de describir; de plenitud quizás, no sé.

Me alegro de haber compartido estas líneas con vosotros, eso quiere decir que dentro de lo que cabe la noche no ha ido tan tan mal.  Ahora me quedo con el pensamiento de que, tras 2 semanas de casi remisión completa de las crisis de ansiedad, ¿Por qué han vuelto?.

Este humilde autor bloggero se despide por el momento, voy a intentar recuperar las horas de sueño perdidas, pues llevo desde las 4.45 de la mañana sin pegar ojo.

Un abrazo a todos, buen sábado gente!

martes, 12 de julio de 2011


Hace unos días descubríamos de la mano de @Drewmorante un artículo en el periódico "El Mundo" sobre la campaña publicitaria de una conocida marca de moda.  Automáticamente se te enciende el "piloto de alarma", seguro que seréis muchos los que recordaréis aquellas campañas de antaño en las que las modelos, por así llamarlo, estaban muy por debajo de su peso ideal, entrando en el campo de algo tan serio como la anorexia.  Perdón, ¿hemos dicho antaño?, queríamos decir en la actualidad, ya que viendo el anuncio de esta marca parece que alguien en las altas esferas no termina de aprender.

En cuanto a nuestro campo se refiere, nosotros medimos el peso y talla ideal a través de una fórmula, el Índice de Masa Corporal o IMC:

IMC = peso / talla^2

Como véis la podéis calcular vosotros mismos introduciendo vuestro peso (en kilos) y vuestra altura (en metros). El resultado de tal fórmula lo comparamos con unos rangos ya establecidos y que nos dirán si nos encontramos por encima, por debajo o simplemente, estamos en nuestro peso adecuado a nuestra a altura.  Esta clasificación es la siguiente:
  • Bajo peso: < 18.5
  • Normal: 18.5 - 24.9
  • Sobrepeso grado I: 25 - 26.9
  • Sobrepeso grado II: 27 - 29.9
  • Obesidad grado I: 30 - 34.5
  • Obesidad grado II: 35 - 39.9
  • Obesidad grado III o mórbida: 40 - 50
  • Obesidad Grado IV o superobesidad: > 50
Siendo un IMC inferior a 16.5 criterio de ingreso.

Si queréis más comodidad para calcular vuestro IMC os adjuntamos algunas páginas donde sólo con introducir vuestros datos os dará el resultado:


La verdad es que me llevé una sorpresa al ver dicho anuncio, creí que las mujeres escuálidas y blanquecinas que tanto conmocionaron a la sociedad en las pasarelas hace unos años se habían extinguido y ya no tenía cabida en los carteles publicitarios, pero, como hemos dicho anteriormente, en las altas esferas de dichas empresas definitivamente prima más la economía (por llamarlo de alguna forma, no sé) que la salud.  Y es que es así, las modelos son espejos donde se miran miles y miles de adolescentes que quieren convertirse algún día en ellas.  ¿No es triste que una chica de 14, 15 ó 16 años deje de comer (literalmente) porque no "dan la talla"?.

No os engañéis chicas, así no estáis mejor, ni más guapas ni tan siquiera os queda bien la ropa (un guiño a este tipo de empresas).  Lo malo es que por mucho que mis compañeros doctores o la sociedad en general se empeñe en este último ideal, por detrás existen estereotipos de moda que aún hoy día siguen viviendo.  Por ejemplo, cuando vamos "de tiendas", ¿Alguna vez habéis visto algún maniquí con una figura como la vuestra?, ¿Os habéis sentido menos guapas/os porque no os queda tan bien ese pantalón o camisa como al susodicho maniquí?
Deberíamos o deberían acabar con esto de una vez por todas, pero, no detenernos en censurar campañas publicitarias como la que nos ocupa en este post, sino seguir con quitar esas mujercillas de plástico de los escaparates, publicar más anuncios relacionados con abolir este tema y un sinfín de propuestas que a la larga serian productivas, sin duda.

No nos engañemos, la anorexia no es una enfermedad endocrina ni digestiva, va más allá, el problema está en la percepción de la chica que tiene de ella misma, que es totalmente errónea.  He tenido "la desgracia" de toparme con este tema muy de cerca, y la verdad es que duele ver eso y más aún, escuchar comentarios como: "yo sé que nunca me voy a curar", "me veo gorda", "me veo fea", "por mucho que me digas, yo me veo así de mal" y un largo etcétera.  ¿Y sabéis qué es lo peor de todo? Que estas pacientes casi siempre se sienten solas e incomprendidas.

Siento las frases de dura crítica que escribimos, pero es algo que desde "El paciente y tú" no aceptamos y aquí ponemos nuestro granito de arena para que se vea nuestra postura.

Y vosotros, ¿Qué pensáis?


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