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miércoles, 11 de enero de 2012

Este es el primer post que escribo sobre mis prácticas después de mucho tiempo.  Tenía ganas de narrar libremente mis impresiones sobre ellas, expresarme, además de, vestirme de bata y ponerme delante de los pacientes, desde la barrera, pero delante.  Empiezo la temporada de prácticas con 4 semanas rotando por endocrino, en consultas o planta.  En mi primer día, en consultas, la cosa ya ha dado para compartir con vosotros algunas inquietudes o impresiones que me han surgido.

La primera de ellas, es la de confirmar que cada paciente es un mundo, pues, te encuentras con viejecillas que nada más entrar por la puerta te parecen entrañables, con hombres envalentonados a escuchar las reprimendas de su mal análisis sanguíneo o la mujer que con la mejor de las sonrisas, asienta con la cabeza cuando escucha "vas por buen camino".  Esta es la magia de este juego de médicos querido lector...


Por otro lado, aunque fue un día en positivo, ya que la mayoría de los pacientes llevaban muy bien su enfermedad (hipo/hipertiroidismos, diabetes, post-cirugías bariátricas...), hubo dos casos que tintaron un poco de gris la mañana.  Ambas eran dos pacientes que se encontraban muy deprimidas (sumidas en una gran depresión) porque no se lograba controlar su enfermedad (diabéticas las dos).  Nos contaron que se veían sin fuerzas, agotadas, con ganas de llorar por las esquinas, incluyendo que una de ellas había perdido el trabajo por las faltas los días "de bajón".  Las dos lloraron delante nuestra al relatarnos sus inquietudes.

Y las dos, estando en pleno llanto y desnudándose sentimentalmente, fueron interrumpidas por el auxiliar que entra a dejar historias, o por la logopeda que viene a que vean a su niño "cuando puedas tú" o por otra parte, la enfermera que viene a que mi médico le firme una petición de análisis de sangre.  El título de este post tiene un por qué y es que, aún me sigue sonando a disco rayado el hecho de que cuando se esté en una consulta con un paciente (véase llorando, como en este caso), cualquier persona pueda entrar a su libre albedrío interrumpiendo esa especie de esfera aislada del mundo exterior que se crea entre médico y paciente que nos cuenta su caso.  Lo siento, no me convence.

El primer año de carrera, en Lleida, la primera asignatura que trataba de lleno el contacto con el paciente (se llamaba "Técnicas asistenciales")  promulgaba que bajo ningún concepto, cuando nosotros estuviéramos atendiendo a un paciente en la consulta, podía molestarnos nadie entrando o saliendo, era una falta de respeto.  Pues bien, en estos años de prácticas que llevo, NINGUNA consulta en la que he estado ha cumplido esta especie de protocolo, que para mí, hoy por hoy sería una máxima en mi modo de actuar.  Se que hay mucho trabajo y que no se tiene tiempo que perder pero, sigo sin concebir el hecho de que una persona esté contándome a lágrima viva su mala situación y que se abra la puerta de la consulta entrando gente que rompa esa esfera de la que antes hablaba.

Espero que le hayáis encontrado el por qué al título...

18 comentarios:

M Fraile dijo...

Pues si, mi querido Doctor en ciernes, así es la música, como dicen en Cuba. Ni la más mínima sensibilidad, ni respeto, ni empatía con la persona que se sienta delante de nuestra mesa y desnuda tanto su alma que llora con nosotros. Esas personas que creen que se encuentran en un espacio físico y seguro y que lo ven vulnerado por extraños que entran y salen sin importarles, más que egoistamente lo suyo.Un ejemplo más para demostrar que el paciente se encuentra alineado, ninguneado y sin respeto alguno por sus sentimientos. Un ejemplo más para hacernos pensar que la sensibilidad y la sutileza, brillan por su ausencia la mayor parte de las situaciones.
Y la imagen que damos ante el paciente de que todo nos importa un bledo. Lo siempre digo lo mismo ¿A ellos (O a mí), me gustaría que me lo hicieran?. La respuesta debería hacer cambiar muchas actitudes.
Evitar todo esto es otra manera de diferenciarse

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Hola, aquí yo de nuevo!
Al final me aficiono a tus post, jejeje.

Me ha llamado especial atención el final del mismo. Esa impotencia tuya porque el resto de profesionales o personas que rondan por aquellos lugares NO respetan la intimidad y vida de los pacientes. No soy Enfermera, por lo que no he tenido contacto en ese ámbito, pero soy Terapeuta Ocupacional y me he encuentrado con una situación idéntica. Es más, hasta han llegado a decirme... que si el paciente llora "no es nuestro problema". A mí que me perdonen... y si alguien se ofende, lo siento en el alma, pero ya podré ser Terapeuta Ocupacional, Ingeniera, Cocinera o Ama de Casa, pero si alguien necesita desahogarse no puedo decirle "mire, no me interesa" o que alguien entre por la puerta y se lo lleve llorando a lágrima viva porque es la hora de no sé qué... Por favor... son personas como nosotros, y merecen respeto y es tan importante o más que se desahoguen con nosotros; una manera de conocerles mejor, de que nos conozcan y de enfocar el tratamiento con ellos.
Sientete orgulloso de tu labor no como Enfermero ya, sino como persona.

Un saludo monigote ;)

Dr. Desastre dijo...

Muchas gracias por los comentarios chicas!

Tenéis razón en todo lo que decís, Mercedes, la pregunta que formulas al final de tu comentario contesta perfectamente a la "cuestión" que lanzo en mi última frase del post...por supuesto, no me gustaría que yo estuviera pasándolo mal, me derrumbo delante de mi médico y que entre alguien cortando de raíz todo.

Hay que cosas que hay que cambiar, y la futura generación lo hará! :)

Dr. Desastre dijo...

María buen apunte el que mencionas, no importa el hecho de que seas médico o ingeniero o camarero, desde mi punto de vista, si alguien me está contando sus problemas y rompe a llorar, requiere TODA mi atención y mi cariño por así decirlo...es simplemente tener respeto y empatía.

Gracias por tus regalitos flor! :)

Dr. Desastre dijo...

Hola Ana! Muchas gracias por pasarte por aquí!
"Siento" esas eternas esperas que relatas, causan eso, desazón y te quedas con una mala sensación que cuesta volver a recuperar post-interrupción.

Sólo espero que poco a poco, poniendo algunas medidas (a mi parecer, muy simples y fáciles de cumplir) se erradique este feo detalle en las consultas!

Un saludo!

Yáiza dijo...

Te doy bastante la razón, sí! Yo tengo dos casos. Empiezo por el menos bueno:

Cuando roté por cirugía general, pasé algunas mañanas en consultas. Las infermeras me contaron cuantas quejas y cuanto trabajo había costado conseguir que los de dirección soltaran "la pasta" para poner cerrojos en las puertas. En esas consultas a menudo se hacen tactos rectales o se exploran hemorroides. Si simplemente esto ya es sumamente incómodo para el paciente... solo falta que venga alguién y abra la puerta sin más, y lo pille en esa posición "poco digna" encima de la camilla. Pero buenu, al final hubo cerrojos!

El segundo caso fueron mis prácticas de neurología, en el mismo hospital. El doctor con el que pasé las seis semanas era una persona de esas que saben perfectamente quien tienen a delante, como se siente esa persona y que necesita. En neuro corrían infinidad de deprimidos. El doctor sabía perfectamente cuando era necesario cerrar la puerta con llave, e incluso, si hacía falta, sacarnos a nosotras (las dos estudiantes) de la consulta, para dar más intimidad al paciente o a la paciente. Es el médico más humano con el que nunca he topado.

Ale, ahí lo dejo. Siento haber pegado el royo, pero tu post me ha hecho pensar en estas dos situaciones.

Serena van der Woodsen dijo...

Es triste pero es así, siempre lo es. Si no es alguien que entra, es una llamada de teléfono.

Drew dijo...

Ya no es que te pillen llorando, es que hay cosas que a lo mejor me apetece contarle a mi médico, pero no a la recepcionista, no se si me explico. Por suerte a mi me ha pasado poco, pero si, sienta fatal.

Saludos!

Miriam dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. Yo también he vivido esas situaciones en las prácticas, y recuerdo a un doctor con cariño que siempre me decía: "no es normal esta situación que se ha implantado por rutina, la vecina de la enfermera, la madre del compañero de al lado, la auxiliar que entra sin llamar sin saber que el paciente puede estar desnudo... pero qué hacemos,? cerramos con llave? "

Es exactamente la misma reflexión que tú has planteado; cómo podemos cambiar eso? Empatía. A mí no se me ha ocurrido nunca abrir una puerta cuando hay alguien dentro, espero a que quien esté dentro salga...

Un beso!

Manu dijo...

Posiblemente no lleguemos a conseguir que las cosas cambien y se respete la intimidad que precisa la relación médico-paciente, ésta es mucho peor en el ámbito hospitalario (todos deberíamos pasar al menos un día en el hospital como pacientes) pero lo más importante es que hayas conseguido trasmitir con tu mirada la frase con la que titulas este post, cuando se produce, nada de lo que sucede alrededor importuna al paciente.
Un fuerte abrazo vecino

Cotrimoxazol dijo...

Estás en Endocrino por lo que veo ... ;)
Justamente roté yo por allí y el médico con el que estaba no toleraba que las auxiliares interrumpiesen en media consulta ...les echaba unas broncas que le odiaban todas, pero la verdad es que tiene razón. No puedes estar entrando y saliendo como Pedro por su casa, el paciente tiene su intimidad :/

MDoc dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. Sólo he estado en una consulta donde se ha respetado al máximo las entradas y salidas. Ha sido en Oncología. Nadie reñía ni tenía que decir nada. Salía solo. Y es que al menos es de agradecer que en este tipo de consultas la gente no interrumpa ese ambiente, pero debería ser algo que implantar en las demás.

De hecho, yo siempre que he llegado a una consulta o a planta jamás he entrado si estaba la puerta cerrada o veía que había pacientes dentro. Siempre espero a que salgan. Sino lo veo como una falta de respeto.

Gran post, Dr ;).

Luchida dijo...

Argh... Es que esas interrupciones no molan nada!!

Deb Pita dijo...

Por mi poca experiencia he podido comprobar que hay algunas consultas en las que se respeta más la intimidad de la relación medico-paciente que en otras. Supongo que no solo depende del departamento de la que estemos hablando (no es lo mismo ver brazos rotos que hacer tactos rectales) sino tambien del grado de concienciacion de aquellos que alli trabajan. Yo por mi parte sigo uno de mis principios basicos: trata a los demas como te gustaria que te trataran a ti.

Resumen: yo tambien odio las interrupciones! jajaja! =)

David del Bass dijo...

Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!

David Cotos dijo...

En verdad cada persona es un mundo. Éxitos en el concurso 20blogs.

Te invito a que conozcas mi blog en la sección de cine, se llama "Cine para usar el Cerebro"
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logan dijo...

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