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lunes, 9 de enero de 2012

Hoy os proponemos informaros de algo muy diferente a lo que habéis visto en nuestro blog hasta ahora.  Desde aquí siempre hemos (o intentado) "denunciado" aquello que nos aterra (como por ejemplo, tema "Ana y Mía") y con este post, lo hacemos con el temido maltrato de género. Este relato es TOTALMENTE VERÍDICO, extraído directamente de una mujer que hemos conocido recientemente y que ha tenido la valentía y la simpatía de escribir esa dura experiencia para que nosotros la publiquemos.
Con esto sólo queremos concienciar de que esto, lo siguen padeciendo cientos de mujeres, que aún hay hijos de puta por ahí que tratan así a lo más bonito que tenemos en este mundo, la mujer.

Os dejamos con él:

Para mí hoy es 30 de Septiembre.
Estoy sentada en el mismo sillón en el que estaba sentada aquel día, mi sillón, con el ordenador sobre mis piernas, exactamente igual que aquel día.  Él estaba en la cocina, vino al salón y se sentó en su sillón que estaba y sigue estando junto al mío.  Empezó a mirar la pantalla del ordenador de una forma extraña y absurda. Giré la cabeza mirándole en varias ocasiones.

Me preguntó: "¿No tienes nada que contarme?" Supe inmediatamente a qué se refería y empezaron a tener sentido muchas cosas que habían pasado ese día. Le contesté que no, no tenía nada que contarle. Repitió la pregunta y yo le contesté lo mismo. No había terminado de contestar, cuando mientras decía: "Ah! No tienes nada que contarme"...
...me pegó una ostia... 

No me gusta nada esa palabra, no la utilizo nunca, pero bofetada me parece que queda corta para el golpe que me dio. 
Sentado a mi izquierda y con su mano izquierda me pegó en el lado derecho de la cara. El golpe fue brutal, obviamente, lo recuerdo perfectamente. Toda la rabia acumulada en el último mes o quizás en muchos años, descargada en aquel golpe. Sorprendida (nunca me había pegado así) le pregunté: ¿Pero qué haces?. Si el golpe me lo hubiera dado con la mano derecha y desde otra posición me hubiera roto la nariz.
Aún sentado, empezó a decir que me había seguido, que sabía a dónde había ido, dónde habiamos aparcado el coche (esa tarde fuí a una tienda para hacer unas fotografías para el blog, fuí con un chico al que había conocido meses antes porque paseaba un perrito por la misma zona por la que yo paseo al mío, las fotografías las iba a hacer él, quería dedicarse a la fotografía y tenía una cámara buenísima, le iba a pagar por ello, íbamos a ir con mi coche, pero cuando bajé a la calle me estaba esperando con el suyo).

Yo no daba crédito a lo que me decía,  se había dedicado a seguirme. Todo empezaba a encajar, que apareciera por la mañana en la peluquería, en la que yo estaba con una excusa absurda, que se levantara de la siesta tan pronto diciéndome que le habían despertado, que bajara a la calle antes que yo, que cuando yo bajé no estaba dónde me había dicho que iba.
Ya de pie empezó a decirme que era una cutre, es el insulto que más recuerdo: cutre, cutre ... Yo pensaba alucinada "si algo no soy es cutre". Decía que era una cutre y una mentirosa, que mentía para acostarme con un tío... Por eso me daba asco y no quería nada con él, porque me acostaba con otro... ("no quería nada con él" desde el último mes, porque si yo era para él todo lo que me decía, si me cogía del cuello, si me empujaba, lo que quería era una puta gratis; yo le decía que buscara o que pagara, pero conmigo no).
Nada tenía sentido, si me había seguido habría visto que fuimos a la tienda, hicimos las fotos, el fotógrafo se fue con su coche y yo volví a mi casa andando (él sabía a dónde iba, para qué iba y con quien iba, lo único que no le dije es que me cobraba por hacerme la fotos).

Entre insulto e insulto me dijo: ¿cuántas veces te he dicho que no tenías que subirte a un coche con un tío? Si el golpe me sorprendió, cuando escuché eso me quede muerta. 18 años después repetía lo mismo. 18 años, 11 conviviendo y volvía a repetir exactamente lo mismo.
De pié, delante de mí, (que aun estaba sentada) me pegaba en la cabeza y en la cara, pero sin fuerza (él tenía claro que lo importante era que no me quedaran marcas, no dejar señales), y mientras me pegaba e insultaba decía: "Que sea la última vez que te subes en un coche con un tío", hablaba en futuro, que no lo vovlviera a hacer, yo pensaba:  está loco, no se da cuenta que no puede haber "otra vez", esto se termina aquí, habla de un futuro que no va a existir.

Le dije que llamara a la policía y les dijera lo que estaba haciendo, me dijo que si quería llamara yo, pero que tuviera claro que él pasaba dos noches en el calabozo, pero cuando saliera iba a por mí...y a por mi familia (era la primera vez que incluia a ellos). Que él por las buenas era muy bueno, pero por las malas era muy malo (lo de siempre).

Me quitó el ordenador, intentó cerrar la puerta con llave (con mis llaves que era las que siempre estaba en la cerradura o en un mueble que está al lado de la puerta) e irse a dormir, pero salí a la escalera con el teléfono en la mano, en ese momento yo lloraba no recuerdo cuando empecé a hacerlo, se fue al dormitorio cogió la documentación del coche y se fue. 

Entré y llamé a la policía.


5 comentarios:

Atonau dijo...

Totalmente de acuerdo.... ante el maltrato de genero, tolerancia cero.... para lado y lado.... este hembrismo me esta poniendo los huevos.... blandos.... NO, no al maltrato físico.... NO, no al maltrato psicológico.... para ninguno de los dos bandos....

Unknown dijo...

Acabo de leer tu post.
Muy interesante, como todos los que escribes cada vez que puedes y tienes una nueva idea.

No es nada fácil sentarte delante de alguien y contarle lo ocurrido, bien sea por tí mism@, bien sea por lo que piensen y como consecuencia, quieran vengarse, o sea por el motivo que sea...Significa un punto de inflexión muy importante en la vida de esta mujer y la aplaudo permanentemente; a ella y todos aquellos que le plantan cara a una situación como ésta, porque nadie se lo merece.

Ójala algún día las cosas cambien. ójala que sea pronto, que sea hoy, que sea ahora. Que exista el respeto y que nadie sea más ni menos que nadie. Todos nos merecemos ser felices y vivir nuestra vida a la manera que consideremos mejor sin hacer daño a nadie, ésto no es necesario. Hay que respetar, somos PERSONAS, no cosas, tenemos derecho a decir que NO y sobre todo a que se acepte ese NO, a que se acepte nuestra manera de ver y sentir la vida.

Gracias por compartirlo!

A. dijo...

Me ha encantado, chico, como siempre!!

Desde aquí una gran felicitación a la mujer que ha escrito esto, por haberse repuesto y ser capaz de plantar cara a un cobarde como el que tenía al lado. Por no haber permitido una "segunda vez", por sentirse capaz de compartir su experiencia. Ojalá nunca más se vea en una situación tan horrorosa y que no debería de existir, porque con violencia no se logra nada...:S

Hace un tiempo yo también quise aportar mi granito de arena con este tema tan duro:
http://acabandomedicina.blogspot.com/2011/11/hoy-os-hablare-de-maria.html

Porque los gritos se acaben...
Un beso!!

M Fraile dijo...

Desgarradora la Historia. Tan real!!! y contada en primera persona muchos más.
Tu lo has dicho: Estos Hijos de puta deberían probar la amargura de su hiel.

marta dijo...

Cuánto hijoputa suelto.. se me parte el corazón oir estas historias, y más aún cuando veo a mi alrededor chicas que tienen novios que ya empiezan a decirles cosas así, sobre su forma de vestir, la gente con la que habla o lo que hacen o dejan de hacer; me da miedo estar viviendo el inicio de una historia de maltrato. vaya mierda

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