Esta semana me toca rotar por consultas de nefrología (son mis prácticas actuales). Aburridas, muy aburridas, me gusta más el dinamismo de la planta o urgencias, la serenidad y el control de UCI o incluso seguir con expectación la pericia de un cirujano en quirófano. Yo creo que más bien estamos (los estudiantes de medicina) mal acostumbrados, andamos paseando la bata por los interminables pasillos de planta y cuando nos meten toda una mañana en una consulta para ver pacientes del mismo tipo, nos entra la claustrofobia, como cualquier animalillo encerrado. En fin, que es algo que hay que hacer y se va y se afronta con la mejor de las sonrisas y simpatía. Pese a lo aburrido que resulta, uno se las ingenia para ver la parte divertida, interesante o incluso la cuestión emotiva de las consultas, y las hay, de ahí la existencia de este post.
El primer día (el lunes pasado), mi compañera y yo tuvimos que estar toda una mañana (desde las 9 h hasta cerca de las 14 h) sentaditos en una de esas sillas mulliditas al lado de la doctora y como os podéis imaginar, enfrente de los pacientes. También imaginad el cuadro, allí, como pasmarotes. Pero la mañana me sirvió para seleccionar tres pacientes que me resultaron interesantes, y también sus casos:
PACIENTE 1
Era una mujer, de unos 45 años, trasplantada de riñón desde hacía 10 años (la cara de la moneda a aquella paciente de “Definición de entereza y una máquina”), en perfecto estado tanto el riñón como ella. Acude a consulta cada 4 meses para revisión de la función renal y aquella mañana le tocaba. Todo estaba muy bien. Ahora seguro que pensaréis que ella estaría muy contenta al seguir recibiendo tan buenas noticias de su órgano, pero, no era así. El marido nos contaba que estaba muy deprimida (en cuanto entró en la consulta ya me fijé en su cara de tristeza), sin ganas de salir, todo el día en casa tumbada y lo que es peor, no se controlaba la tensión ni miraba tanto por su dieta como antes. Todo tenía un por qué, y es que habían perdido a su hijo menor y no se había cumplido aún el año de su muerte. Es imposible ponerme totalmente en el lugar de ellos, pero me hago una idea, normal que esté así y no le apetezca seguir cuidándose. Pero la doctora la animó, le dijo que nunca olvidaría pero sí aprendería a vivir con ello y fue cuando la paciente se echó a llorar; para terminar, la siguió animando, le recetó “Prozac” (antidepresivo) y posteriormente le consiguió arrancar una sonrisa, la verdad es que me gustó despedirme de aquellas personas y verles la cara no tan apenada, enmascarada claro está por esas sonrisas pasajeras, pero bueno, algo es algo.
PACIENTE 2
Me encantó esta paciente, era una mujer de unos 55 años, que le donó un riñón a su hijo hará unos 7 años. Ella vivía muy bien y su hijo también, lo deduje en cuanto entró por la consulta, con una sonrisa en la cara y con expresión de felicidad. Nuestra doctora tenía por costumbre seguir “de por vida” a los donantes vivos, era una forma de agradecerles su gesto y la verdad, entusiasma ver casos así, con final feliz y lo que es más importante, con presente aún más cargado de felicidad. Llegaron a la parte donde repasaban los medicamentos que tomaba la paciente, la doctora los nombraba y ella verificaba que todo seguía correcto. Después, tocaron el tema de la dieta y los hábitos. Me acuerdo y aún se me escapa una sonrisa, y es que, mirad:
Doctora: ¿Sigues con la dieta que te mandamos no? No tomas mucha sal, bebes mucha agua..
Paciente: Claro claro -momento de silencio, sonrisa- Pueeesss, la verdad es que no, últimamente como lo que quiero! - ahora la sonrisa se vuelve una carcajada con cara piadosa-
Doctora: Pero bueno!!! Tienes que seguir la dieta no vayas a empeorar! En fin, ¿sigues andando todos los días después de comer y haces ejercicio?
Paciente: Claro claro, por supuesto! -momento de silencio, nos mira a nosotros, sonrisa- Pueesss, la verdad es que no, es que hace mucho frío doctora!! Y no me riña usted!!! - otra vez carcajada y cara piadosa -.
Tendríais que haber oído el “Pueesss la verdad...” era para partirse de risa!! jejeje.
PACIENTE 3
Este caso me resultó emotivo. Era una parejita mayor, de unos 70 años los dos. La mujer estaba trasplantada de riñón que acudía para la revisión (como casi todos), vino muy guapa a la consulta, pintada, con un vestido muy bonito y con un peinado que le sentaba genial, en definitiva, como se diría en mi pueblo “¡Muy bien puesta!”. El marido la acompañaba de la mano. Imaginad, cada pregunta que le hacía la doctora a la paciente, ésta miraba al marido, y él era el encargado de sacar el papelito adecuado para aportar la información requerida. Así unas cuantas veces. Preguntó por la dieta, el ejercicio (era diabética además) y demás hábitos que tenía que seguir y era curioso como el marido todo preocupado se apresuraba a explicar a la doctora que su mujer últimamente se había descuidado y que comía mucho y andaba poco!. Él la cuidaba y se encargaba de ella. Pensaba, digno de admirar que con esa edad, sigan tan unidos y sea él quien “lleve las cuentas”, generalmente sois vosotras las que nos tenéis que cuidar a nosotros, somos así de torpes los hombres :-)
Pacientes tan parecidos en lo clínico y tan diferentes en lo demás, cada uno es un mundo, con sus problemas, preocupaciones, alegrías, inquietudes etc... Por una parte, aveces no paras de reírte como en el caso de la paciente 2, y en otros te ves incapacitado para quitar la cara de tristeza, como en el caso de la paciente 1.
En fin, como en otras tantas ocasiones, me quedo con lo positivo de que es muy bonito seguir a un paciente durante X años y comprobar cada 4,6,7 u 8 meses que todo sigue igual de bien y que esa persona vive con una calidad de vida muy buena. Pacientes que antaño se vieron postrados en una cama o a una máquina de diálisis, con una perspectiva de vida pésima siendo aún muy jóvenes, esperando esa llamada, la cual llegó y al cabo de un tiempo se recuperaron para seguir con sus vidas, disfrutando de ella, ¡Viva los trasplantes!
5 comentarios:
Que bonitas historias!!! La señora de la historia 2 es total. Es que tiene razón, hace frio!
Saludos!
Jajaja, si te ríes al leerlo, imagínate en directo, es que no podía aguantarme la risa al verle la cara de inocencia de la pobre! jeje...
ké tal estás Drew?
SAludos!
me gustan tus historias y como las cuentas, está muy bien divulgar la medicina. Te sigo.
Muchas gracias Glo! Un placer que nos leas...un saludo!
Bonitas historias, me recuerdan a mis prácticas de Nefrología ;)
Buen blog, te sigo.
Un saludo! :)
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