Son épocas difíciles. Esta es una de las frases que más he repetido últimamente, en voz baja y en voz atronadora. Sí, verano, calor, ganas de divertirse, inquietud, quietud, alrededores, fotos, vídeos, anuncios, conversaciones, personas, mensajes, tú mismo...
Todo un cocktail de sensaciones que no puedes o mejor dicho, no debes disfrutar porque, es una época difícil. Es momento de estar pegado a tu mejor silla de mítico estudiante, a tu escritorio fábrica de memoria, de frente a la pared, de cara a los apuntes, tallarte tus pensamientos en forma de conocimientos, al mismo tiempo que los congelas, para que no se derritan. De intentar tener paciencia, pues como dicen aquellos sabios "Todo llega", de no perder tu propia marca, tu propio sello, evadirte y chapotear entre letras en vez de en agua salada.
Tampoco es momento de mirar a esos artistas que ya actúan en grandes conciertos, pues es hora de coger tu vieja pero aún afinada guitarra y componer tu propia melodía, creer que aquella olvidada pero gran inspiración no te ha abandonado. De no mirar con recelo a aquel público que te abandonó en momentos difíciles y redefinirte para que otro más auténtico te escuche. No importa que ahora sólo te tengas a ti y a tu pluma futuro escritor, pronto te acompañarán ríos de tinta que llenarán páginas de éxitos. No se pudrirán tus promesas e ilusiones en un tupper de plástico barato, nunca, al contrario, te comerás hasta la última letra para no perder el norte, tu norte.
No perder la fuerza...