Suele decirse que de donde menos te lo
esperas, surge la primera línea de una historia. Extensa o, tan corta
como una noche, aunque lo suficiente para mecanografiarse en tu memoria.
Vas confiado pero, ¿Hay algo a lo que
temer? Sí, mucho, más de lo que puedes imaginar. Las manos te empiezan a sudar, el volante se resbala por el agua y por traqueteos del maleducado nerviosismo. Llegas. La espera a la llegada siempre es un buen motor de
pensamiento, mientras viene, recaes en tus horas de estudio, tu alergia a lo
social en ocasiones y aún peor, en todo lo que te queda por tragar del mundo
tiempo. Pero esta noche, toca desenchufarte, cambiar a modo "stand by",
relajarte y untarse de...
Miradas cómplices cuando toma el asiento del copiloto. Ahora tus antiguos y desalmados pensamientos se tornan en "Qué hermosa eres"...
¿Nos vamos?
Preguntas ingenuas. La
noche se empieza a pintar de imprevistos previstos, artistas fuera del guión esperado,
improvisando cada escena. Sonrisas, gestos, miradas, secretos compartidos,
silencios entendibles (pues ellos también hablan pero sólo para el buen entendedor), confesionarios
improvisados y...
Paras el coche, lugar perfecto.
¿Te vienes?
Un "Sí, claro" y cuando quieres percatarte estáis los dos sobre el capó de tu coche, tumbados sobre la luna del parabrisas, impregnados de oscuridad y puntos amarillos. Pero llega el instante en el que sólo
miras el techo de la noche, no lo observas, te das cuenta de que en tu mente no hay
diálogos del universo, sólo hay deseos de hablar, de expresarte con esa persona
que tan buen sentido del oído desarrolla contigo. Y lo haces. Eres
de poco expresar, de poco exteriorizar y de poco alquilar tus inquietudes, pero
contigo sí lo hago. Después de vaciarte, empiezas a escuchar "Te entiendo", "Te
comprendo", "Yo estoy aquí para lo que quieras, te apoyo, lo conseguirás", "Qué raro es todo"...
Cógeme la mano.
Más fuerte.
Palpitaciones, miradas midriáticas, iris
resplandecientes en la semioscuridad, pupilas entrelazadas, manos que no
desenlazan cuerpos...
"Tranquilo"... (mi pulgar ahora acaricia tu palma)...
Bocas huérfanas empiezan a estar sedientas de besos y en tu cabeza el mundo
está en modo silencio. No hay mapas para esas bocas pues saben perfectamente el
camino, van solas escoltadas por el deseo, cierras los ojos y en tu ceguera
sólo mandan sus labios. Esta noche quiero que seas bacteria y yo medio de cultivo, que traces las líneas de mi "electro", quiero tirar todos los días piedrecitas a la ventana de tu memoria, por si me puedo colar; tampoco quiero que termine esta escena, pues llamaré a tu contestador y me pasaré la noche entera pegado a tu voz si hay un fin...lo sé.
¿Qué está pasando? Ahora te daría un beso anestesiante, con "pasión" como principio activo, 5, 10 o sabe Dios
cuántos minutos durará la fusión de labios. Querré más y suturaré de besos tu boca, mis manos recorrerían autopistas
de epidermis, tu tronco y abdomen no sabrán bien dónde están sus propios límites
y los del cuerpo deseado. Aquellas palpitaciones empiezan a tener eco en tus oidos,
¿Son tuyas? ¿Mías?.
Cabezas en ángulo agudo, bocas en pista de aterrizaje, ojo izquierdo frente a ojo izquierdo, manos isquémicas
unidas, cuerpos inseparables y...
Suena el final del disco de vinilo
nocturno, ese puto ruido se ha vestido esta noche de "Mejor parar"...captas
la indirecta y escribes "FIN". Esta vez en las escaleras del pensamiento intentas
encontrar razones a lo que ha ocurrido. Ella se aleja de ti, conduces, unos cuantos kilómetros y sin darte cuenta estas metido ya en tu cama y te
vuelves a hacer la pregunta...
¿Qué ha pasado?
Que esa noche, os habéis untado de
atracción...
Continuará...
2 comentarios:
Buf.... que grande!
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