
Suele decirse que de donde menos te lo
esperas, surge la primera línea de una historia. Extensa o, tan corta
como una noche, aunque lo suficiente para mecanografiarse en tu memoria.
Vas confiado pero, ¿Hay algo a lo que
temer? Sí, mucho, más de lo que puedes imaginar. Las manos te empiezan a sudar, el volante se resbala por el agua y por traqueteos del maleducado nerviosismo....