
- ¡Pase Juan! -dijimos al unísono-.
Él miraba tímido a través de la puerta entre abierta, indeciso desde el pasillo. Nosotros le invitábamos desde la consulta (servicio de oncología). Juan tenía unos 50 años, estatura media y con la típica curva abdominal que (por desgracia) desarrollamos los hombres con los años; vestía americana marrón, camisa oscura y pantalones vaqueros. Un hombre...