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miércoles, 28 de septiembre de 2011


Siempre he pensado que la filosofía y la medicina, en muchos casos, van de la mano.  ¿Por qué? Me vienen a la cabeza los casos de aquel hombre que salió de su casa a las tres de la tarde clamando a los cuatro vientos buscando a Dios o aquel otro que se empeñaba en disociar el ser en un ente superior, el alma, de otro vestigio que le acompañaba, el cuerpo.
Heautoscopia verdadera

Si, ayer en clase de psiquiatría (como veis, están siendo productivas "bloguísticamente" hablando) me acordé de este último, Platón.  A mí me encanta la buena filosofía, aquella que tras leerte un gran escrito te deja una especie de reflexión que te hace expandir un poquito más si cabe tu percepción o pensamiento sobre lo que te rodea.  Este filósofo que protagoniza este post, no se escapa a las mentes bachiller y por tanto, me tocó estudiarlo.  Un resumen de su idea principal, como he mencionado en el primer párrafo, es la de defender que nosotros estamos liderados por un ente superior, el alma, que yace encarcelada, enclaustrada en el cuerpo, siendo este materia innecesaria que lastra a un alma, que busca liberarse de él.

lunes, 26 de septiembre de 2011


Como supondréis, hemos empezado nuestras clases.  Hoy en psiquiatría me ha llamado la atención el tema a tratar y más concretamente un caso que ha contado el profesor a raíz de la llamada "confidencialidad psiquiatra-paciente", denominado "Caso Tarasoff".

Tatiana Tarasoff
Se produjo en 1968, dos estudiantes de la Universidad de California en Berkeley, Tatiana Tarasoff y Prosenjit Poddfar comenzaron a salir.  La relación iba muy bien hasta que la chica decidió romper con Prosenjit, reaccionando este último con un serio trastorno emocional desembocando en un cuadro psicótico.  Este diagnóstico, fue realizado por su psiquiatra, el cual, como en toda relación médico-paciente aguardaba todos sus "secretos" hasta que Poddfar, le confesó que iba a asesinar a su ex-novia.

Claro, en aquella época se le planteó un gran dilema al mencionado psiquiatra, ya que, el compromiso de confidencialidad prevalecía sobre cualquier otra situación, ¿Advertir a las autoridades o guardar el secreto?.  El Dr. Lawrence Moore, psiquiatra de Poddfar, no lo dudó y recurrió a las autoridades del lugar y les avisó de la intención del joven de asesinar a su ex-novia.  Para mi asombro, en aquella situación, la policía no sólo no hizo nada por evitar el homicidio, sino que denunció al Dr. Moore por saltarse la confidencialidad con su paciente.  ¿Cuál fue el resultado? A los pocos días, efectivamente, Prosenjit mató a Tatiana.

Tranquilos, aquello supuso un gran golpe de efecto y se cambió la ley.  Se asentaron las bases de poder advertir por parte de los psiquiatras en determinados qué casos, a pesar de no cumplir el mencionado compromiso.

En la actualidad, un psiquiatra puede advertir a las autoridades pertinentes siguiendo un protocolo de actuación si así lo requiere la situación, como por ejemplo, si hubiese otro "caso Tarasoff".  Por otra parte, y salvando las distancias, también se les permite advertir a la pareja del paciente afectado con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), si este por sí sólo no quiere hacerlo.

En nuestra clase ha surgido un poco de debate sobre el tema, saltarse o no la confidencialidad. Claro, nuestro paciente nos cuenta sus secretos, sus confidencias, se supone que todo lo que nos cuente no puede salir de la sala, está confiando en nosotros.

Quería exponeros la pregunta, ¿Vosotros qué pensáis? ¿Se debe saltar ese compromiso de confidencialidad? Nos encantaría escuchar vuestras opiniones!
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