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  • Foto del escritorDr.Desastre

Caso Tarasoff y la confidencialidad



Como supondréis, hemos empezado nuestras clases.  Hoy en psiquiatría me ha llamado la atención el tema a tratar y más concretamente un caso que ha contado el profesor a raíz de la llamada "confidencialidad psiquiatra-paciente", denominado "Caso Tarasoff".


Se produjo en 1968, dos estudiantes de la Universidad de California en Berkeley, Tatiana Tarasoff y Prosenjit Poddfar comenzaron a salir.  La relación iba muy bien hasta que la chica decidió romper con Prosenjit, reaccionando este último con un serio trastorno emocional desembocando en un cuadro psicótico.  Este diagnóstico, fue realizado por su psiquiatra, el cual, como en toda relación médico-paciente aguardaba todos sus "secretos" hasta que Poddfar, le confesó que iba a asesinar a su ex-novia.


Claro, en aquella época se le planteó un gran dilema al mencionado psiquiatra, ya que, el compromiso de confidencialidad prevalecía sobre cualquier otra situación, ¿Advertir a las autoridades o guardar el secreto?.  El Dr. Lawrence Moore, psiquiatra de Poddfar, no lo dudó y recurrió a las autoridades del lugar y les avisó de la intención del joven de asesinar a su ex-novia.  Para mi asombro, en aquella situación, la policía no sólo no hizo nada por evitar el homicidio, sino que denunció al Dr. Moore por saltarse la confidencialidad con su paciente.  ¿Cuál fue el resultado? A los pocos días, efectivamente, Prosenjit mató a Tatiana.

Tranquilos, aquello supuso un gran golpe de efecto y se cambió la ley.  Se asentaron las bases de poder advertir por parte de los psiquiatras en determinados qué casos, a pesar de no cumplir el mencionado compromiso.


En la actualidad, un psiquiatra puede advertir a las autoridades pertinentes siguiendo un protocolo de actuación si así lo requiere la situación, como por ejemplo, si hubiese otro "caso Tarasoff".  Por otra parte, y salvando las distancias, también se les permite advertir a la pareja del paciente afectado con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), si este por sí sólo no quiere hacerlo.


En nuestra clase ha surgido un poco de debate sobre el tema, saltarse o no la confidencialidad. Claro, nuestro paciente nos cuenta sus secretos, sus confidencias, se supone que todo lo que nos cuente no puede salir de la sala, está confiando en nosotros.


Quería exponeros la pregunta, ¿Vosotros qué pensáis? ¿Se debe saltar ese compromiso de confidencialidad? Nos encantaría escuchar vuestras opiniones!

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